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Postres “sin fuego” para que los niños cocinen

14 mayo 2015

Pocas cosas gustan más a los más pequeños que encerrarse en la cocina, a poder ser sin delantal, y experimentar a su antojo con ingredientes, texturas, colores, olores y sabores. Y hay que dejarles que lo hagan, pese a que a veces sea inevitable pensar en lo que pasa después mientras nuestra cocina se convierte en un amasijo de harina, porque no solo les relaja en la misma medida que a nosotros, sino que es una manera excepcional de que se familiaricen con los alimentos, disfruten de la cocina, pasen un rato en familia, socialicen y, al fin, jueguen. Y aprendan jugando.

Nada más estimulante, pues, que cocinar con nuestros hijos y, juntos, disfrutar de un tiempo de calidad que probablemente recuerden cuando sean mayores más que cualquier otra cosa. Y tratándose de niños vamos a intentar llenar de color la cocina y dar vida a algunas recetas que puedan merendar después, de manera que su ropa y su cara queden exactamente en el mismo estado lamentable en que ha quedado nuestra cocina. ¿Y a quién le importa? Te damos cuatro ideas, cuatro recetas “sin fuego”, para que los peques “cocinen” y podáis disfrutar después de una merienda en familia. Si es que dejan algo para ti.

Cake pops.

Si tienes hijos pequeños, probablemente estas piruletas dulces te son más que familiares, pues es habitual que se hagan talleres y demostraciones de cake pops en eventos de todo tipo. Crear una señora bola azucarada, que posteriormente se comerá con un palito, y que permite manipular todo tipo de ingredientes, desde las galletas al chocolate (hay quien las hace con pan), va a resultar una actividad de lo más atractiva para los pequeños.

Hay varias formas de elaborar una cake pop. Nosotros proponemos utilizar galletas tipo Digestive, desmenuzarlas y mezclarlas con queso de untar (una cucharada pequeña de queso y una galleta por piruleta). Solo tendremos que hacer una bola consistente, rebozarla con chocolate para postres que previamente habremos fundido en el microondas y, si nos apetece, decorar con virutas de colores. Clavamos un palito… ¡y listos! Y tendremos nuestros flamantes (y muy estéticos) cake pops.

Mug cakes.

Es la nueva moda y tus hijos, sobrinos o hijos de tus amigas van a amar de igual manera elaborar un mug cake que comérselo. No son más que pastelitos tipo bizcocho, a los que se pueden añadir los más diversos ingredientes, cuya particularidad es que se elaboran en una taza tipo mug y en el microondas, sin necesidad de horno. Las recetas son variadas, pero los de chocolate suelen tener muy buena acogida entre los peques, que sentirán la satisfacción de haber dado vida a la criaturita sin necesidad de adultos más que para supervisar.

Por no hablar de la posibilidad de merendar en su taza favorita, ante la imagen de Los pingüinos de Madagascar. Todo son ventajas, pues, y pocas las complicaciones: solo hay que poner los ingredientes en la taza y meterla en el microondas unos minutos. Hay miles de recetas, con frutos secos, frutos del bosque, etc.; solo hay que ir probando hasta encontrar la que más nos (¿les?) guste.

Mousse y natillas.

Hay quien utiliza el horno para hacerlas, pero en realidad no es necesario, pues hay numerosas recetas en que ambos postres pueden elaborarse sin necesidad de horno. Tal vez no sea tan divertida su elaboración como la de los cake pops, capaz de fascinar hasta al peque más escéptico, pero no cabe duda de que son postres que el 99% de ellos (y de los mayores, claro) suelen amar sin reservas. Natillas de vainilla o chocolate o mousse de frutas y de limón… el universo es muy amplio y las tardes en familia muy largas. ¿Por cuál empiezas?

Batidos y smoothies.

Llegados a este punto la cosa empieza a complicarse, porque no es lo mismo entusiasmar a un peque explicándole que sus herramientas de trabajo van a ser las galletas y el chocolate, que hablar de mangos, frambuesas y peras, por poner un ejemplo. Los smoothies, esos zumos vegetales tan de moda por sus numerosas propiedades, no son solo una fuente de nutrientes inigualable, sino que son también una buena manera de conseguir que los pequeños coman frutas variadas sin apenas enterarse. ¿Por qué no crear en nuestra cocina un universo multicolor de frutas variadas, de diferentes tamaños y texturas, y permitir a los enanos que manipulen a su antojo la licuadora?

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